03/05/2017

“Más de un siglo de historia….y con el espíritu de siempre”
101º Aniversario de la Aviación Naval Argentina 
- 1916 – 4 de mayo – 2017

Este es un mes que marca el inicio hacia los festejos del 207º Aniversario de la Patria, la llamada “Revolución de Mayo”, proceso histórico que resultó en la ruptura de los lazos coloniales con España en 1810 y habilitó el camino hacia la independencia del país, el 9 de julio de 1816. Los hechos de Mayo no hicieron más que cristalizar un movimiento liberador que venía buscando, desde 1806, mayor participación política y económica de los criollos. La Nación argentina vería su nacimiento en 1853, cuando los estados provinciales de nuestro actual territorio sellaron una unidad federal con la Constitución Nacional.- Es preciso aceptar que el tiempo no está siempre medido por las mismas unidades. No es la fatídica caída de las hojas del almanaque, ni el inexorable paso de los astros, lo que determina su verdadera dimensión. Como ocurre con el sonido cuya propagación se acelera en proporción a la densidad del medio en que lo hace, el tiempo parece detenerse cuando nada importante ocurre, cuando hay un vacío de acontecimientos. En cambio cuando los hechos se atropellan buscando su eclosión, cuando la vida es activa y variada, como podría ser la un marino que vuela, el tiempo transcurre rápido e inadvertidamente. En este marco de festejos, hoy nos permitiremos realizar una escala en vuelo en la historia, que a través de emociones, tristezas, proyectos e ilusiones del pasado, nos permitirán –como argentinos- afrontar el presente con la entereza y fuerza necesaria. Cuando la excitante urgencia por volar invadió la Tierra, los hombres de mar hicieron propio el desafío e incorporaron el vuelo al quehacer naval. Así vemos que el primer antecedente acerca del interés de la Armada Argentina por los medios aéreos data del año 1908, cuando el entonces Ministro de Marina Contraalmirante Dn. Onofre Betbeder ordena verbalmente al Teniente de Navío Pedro Padilla la realización de un profundo estudio sobre la factibilidad de emplear estos medios para la Vigilancia y Exploración de estuarios y costas de nuestro país.
Muchas cosas pasaron desde esos gloriosos días, cuando grupos de hombres decididos y con entusiasmo encararon la difícil tarea de volar. Dentro de ese esfuerzo, se comenzarían a sumar personajes que después forjarían la historia de la Aviación Naval Argentina, como lo fue el Condestable Artillero de 1ra. Joaquín Oytabén que 1915 junto al Ministro de Marina mediante resolución revelaron la firme intensión de contar con una escuela de aviación propia, siendo iniciada con un organismo y asiento provisorio. Para ese entonces volaban solos los Tenientes Moreno y Escola (cuyos Brevet fueron obtenidos en la Escuela de Aviación Militar en 1912). Desgraciadamente el 16 de octubre de ese mismo año, Oytabén sufrió un accidente letal a poco de remontar vuelo del campo de Berisso, quedando la escuela sin su instructor y avión. Es indiscutible que la citada resolución, introdujo en la Armada, por primera vez, una actividad aérea propia y, sin bien con la muerte de Oytabén llega a su término la etapa Berisso o “Escuela de Oytabén”, como algunos la llamaban, no por ello se interrumpieron las tareas de aviación en la Armada.
El Almirante Montes secundado por el Capitán de Navío Moneta y apoyado por el Ministro de Marina Contraalmirante Saénz Valiente, al disponer el cese de la escuela de Berisso, traslada parte del personal al Fuerte de Barragán para que comenzaran el saneamiento del terreno y su relleno parcial, así se inició la preparación de un campo de aviación en las proximidades del Fuerte. Luego de intensas gestiones el gobierno de la provincia de Buenos Aires cede al Superior Gobierno de la Nación, por decreto de fecha 15 de noviembre de 1915, las chacras Nros. 45 y 46, situadas en el municipio de la ciudad de La Plata, dentro de las cuales se encuentra el histórico Fuerte Barragán, con el objeto de que en ellas se instale la Escuela de Aviación de la Armada, y siendo a la vez necesario establecer conjuntamente con esa escuela el Parque de Aerostación y Aviación.
El 11 de febrero de 1916 el entonces Presidente de la Nación Dn. Victorino De la Plaza crea por decreto el Parque y Escuela de Aerostación y Aviación de la Armada, disponiéndose en su Art. 3° “en homenaje a la primera víctima de la Aviación de la Armada, el piloto instructor Condestable Artillero de 1ra. Don Joaquín Oytabén, se le dará su nombre al primer hangar que para aeroplanos se construya con carácter definitivo”. Por otro decreto de la misma fecha, se designó Jefe del Parque Escuela “Fuerte Barragán” y Profesor de Aviación al Tte. Escola.
A partir de ahí, se enciende la llama que no se apagará jamás. Se adquiere el Dirigible "El Plata" y su utilaje, luego se compraron en Europa otro dirigible similar: el "Los Andes", dos globos cautivos y dos globos libres más seis paracaídas y material complementario. En 1917 una disposición Ministerial designa a los Alféreces Dn. Ricardo Fitz Simón, Dn. Ceferino Pouchan y Dn. Marcos A. Zar para realizar el curso de Aviadores Navales en Pensacola, en la Escuela de Aviación de la Armada de los EE.UU, obteniendo su patente para dirigirse al frente europeo.
En Octubre de 1919 se crea el ente administrativo y de comando operacional de la aviación bajo la forma de División Aviación Naval (Decreto del 17 de octubre de 1919) concretada por la orden general 181/1919, designándose Jefe al Capitán de Fragata José Gregores. Pronto, durante la primera quincena de diciembre, tres hidroaviones del destacamento de San Fernando realizaron el primer operativo a las órdenes de la Escuadra de Mar.
En 1920 se designo a los Alféreces Zanni, Leporace y Padula para realizar el curso de Aviadores Navales en los EE.UU bajo supervisión del Teniente de Navío Dn. Marcos A. Zar.
Después de este arranque fundacional, el Ministerio de Marina mediante Orden General N°166 –Dirección General de Personal- fechada el 29 de octubre de 1921 crea la Escuela de Aviación Naval destinada a preparar el personal necesario para el servicio Aeronáutico Naval y utilizar el Arma Aérea en la Marina de Guerra. La Patagonia y los territorios fueguinos, han sido siempre motivo de especial atención por parte de la Armada, coherentemente, la presencia de la Aviación Naval en dichas áreas ha sido también permanente.
En el año 1942 el Transporte "1º de mayo", en su cuarta campaña antártica, con el Teniente Lanuse al mando de un avión Stearman 76D-1, convenientemente preparado con pontones, equipamiento electrónico y fotográfico, realiza el primer vuelo argentino en el continente blanco, los que nos permite ser los primeros del mundo en realizar un vuelo en esta zona del globo.
A toda esta rica historia se le suman los acontecimientos ocurridos en el ámbito de la actividad empresarial civil, tales como: en 1925 el Contraalmirante Alfredo Malbrán es el fundador y primer presidente de la primera línea aérea del país –el Aero Lloyd Córdoba S.A.-; en 1936 el Contraalmirante Ismael Galíndez se constituyó en el primer presidente de Aeroposta, cuando esa empresa pasó a manos argentinas y en 1946 el Vicealmirante Zar es el creador de FAMA, sobre cuya base se creó luego Aerolíneas Argentinas.
Tras un gran esfuerzo, en el año 1947 al mando del entonces comandante de la Aviación Naval Contraalmirante Dn. Gregorio Portillo y como comandante del avión el Capitán de Corbeta Dn. Gregorio Lloret, realizan el primer vuelo a la Antártida desde el continente, vuelo que duró 15 horas, una verdadera hazaña, un esfuerzo de hombres y medios en el logro de una misión.
Otro aspecto a tener en cuenta es que entre los años 1951 y 1952 comienza el correo aéreo con la Antártida Argentina, realizándose con los famosos "Catalina PBY-5A", los cuales cumplieron innumerables vuelos de ese tipo.
El 15 de mayo de 1958, el "Cougar F9F-8T", al mando del Teniente Rafael Serra, inicia en Pensacola, Estados Unidos, a 42000 pies de altura, una picada vertical que lo convertía en el primer argentino en batir la barrera del sonido; abriéndose una nueva época para la aviación naval de ataque.
En ese mismo año se incorpora el Portaaviones A.R.A. "Independencia", que cambiaría el rumbo de la Aviación Naval y de la Armada. Años de tradiciones se comenzaban a formar aquí. El entonces Capitán de Corbeta Dn. Juntiniano Martínez Achával rompe el fuego realizando el primer enganche de un avión Jet en un portaaviones argentino. No fue está incorporación la que dio inicio al grupo Aeronaval embarcado, ya que hidroaviones "Walrus" ya habían operado desde los Acorazados tipo "Moreno" y "Rivadavia" o desde los Cruceros "Alte. Brown", "25 de Mayo" y "La Argentina". Un vuelo histórico para la Aviación Naval se realiza en el año 1962, cuando con una aeronave "DC-3", al mando del Capitán de Fragata Dn. Hermes Quijada llega hasta el Polo Sur. Este acontecimiento es el motivo por el que la Armada Argentina, en su memoria y homenaje, bautizó con su nombre a la Base Aeronaval Río Grande.
En el año 1968 se produce una nueva incorporación para la Armada Argentina y la Aviación Naval, el Portaaviones A.R.A. "25 de Mayo", que hace su entrada en nuestra historia naval reemplazando al viejo Independencia", y dando el puntapié inicial para nuevas doctrinas basándose en un poder naval cada vez más eficiente. En él se embarcaron aviones de caza y ataque, de guerra antisubmarina y helicópteros, proyectando el poderío de la Aviación Naval a nuestro mar territorial. Numerosas operaciones fueron realizadas a lo largo del tiempo.
En el año 1982 la Aviación Naval rinde su examen más difícil y a partir del día 2 de abril hasta el fin del conflicto del Atlántico Sur, se despliegan todas sus unidades en sus bases de apoyo y en el Portaaviones A.R.A. "25 de Mayo", como así también en las islas, para surcar los cielos en forma incansable sellando páginas de gloria para la Historia Argentina.
El 3 de abril de 1982 en Grytviken, Georgias del Sur, un helicóptero Alouette –tripulado por el Teniente de Navío Remo Busson, el Teniente de Corbeta Guillermo Guerra y el Suboficial Segundo Julio Gatti– participó activamente en el desembarco de efectivos de la Infantería de Marina transportados en el buque polar ARA “Bahía Paraíso”. Intervino en la acción bajo fuego enemigo. La orden de operaciones al Grupo de Tarea 60.1, tenía la misión de ocupar Grytviken y mantener Puerto Leith a fin de asegurar el dominio de las islas Georgias. El Grupo de Tarea estaba compuesto por el buque polar ARA “Bahía Paraíso”, proveniente de Orcadas donde cumplía parte de la Campaña Antártica y la corbeta ARA “Guerrico”, destacada desde Puerto Belgrano. Además, una fracción de 40 hombres del Batallón de Infantería de Marina N° 1, dos helicópteros no artillados de la Agrupación Naval Antártica –un Puma del Ejército y el Alouette de la Armada– y un grupo de 14 buzos tácticos y comandos anfibios. En la ocasión y tras una breve lucha en Grytviken, a las 12.50 de ese 3 de abril se rindieron las fuerzas británicas y se recuperaron para el patrimonio nacional las islas Georgias del Sur. Ofrendaron sus vidas en combate el cabo primero Patricio Guanca y los conscriptos de Infantería de Marina Mario Almonacid y Jorge Néstor Aguila. Esta acción en Grytviken marcó el bautismo de fuego de la Aviación Naval y por su destacada actuación el Teniente de Navío Busson, el Teniente de Corbeta Guerra y el Suboficial Segundo Gatti recibieron la condecoración “Honor al Valor en Combate”.
Numerosas fueron las operaciones realizadas por unidades aeronavales, pero el día 4 de mayo de 1982 nuevamente Aviación Naval de la Armada Argentina abre los ojos del mundo, atacando a una fragata enemiga utilizando una táctica que daría mucho que hablar: la combinación "Explorador-Avión de ataque". Un viejo avión "Neptune" de la Escuadrilla de Exploración, al límite de su vida útil, guió el ataque de los "Super Etendard", equipados con misiles Exocet, que hunden finalmente a la Fragata H.M.S "Sheffield". Este ataque misilístico constituyó un hito en la historia de la guerra aeronaval mundial.
Más de un siglo de historia y más de un siglo de sacrificios le otorgaron solidez a la Armada Argentina para encaran la fascinante empresa de crear, operar y mantener a la Aviación Naval con el espíritu de siempre.

Prof. Pablo M. Arbeletche
Corresponsal Naval & Delegado del Museo Aeronaval en Chubut