-Imagen de Flybondi en San Julián el 18Ago2020- |
Desde mucho antes que Flybondi desembarcara en Argentina, un clásico grupo enquistado intentó que bombardear la cabeza de playa que pretendía dar trabajo genuino en el país. Una forma de actuar habitual de los gremios aeronáuticos ante cualquier emprendimiento privado. En el caso de Flybondi, a saber: como la denostación de su base de operaciones, -Vale recordar que la empresa aérea debió restringir sus operaciones a sólo tres vuelos diarios, debido a un recurso que parte de la Justicia impuso al aeropuerto de El Palomar-. O el cuestionamiento de los elementos de vuelo que utiliza la empresa, que no son distintos a los de la compañía estatal. Y no se puede dejar de considerar las devaluaciones que cambian las reglas del juego del día a día de una economía totalmente errática. Aun así, Flybondi, logró convivir con ello, y un público ávido de alternativas acompañó. Lo cierto es que con el jaque mate que el gobierno decretó a la economía, los principales financistas de la aerolínea, -Cartesian Capital, de Nueva York, y Yamasa, de Japón-, han manifestado su justificada preocupación. De una flota compuesta por cinco aviones que cubrían 24 destinos, se ha visto diezmada, y actualmente solamente un aparato ha quedado en la línea de vuelo. Desde que se decretó la parálisis de la economía argentina, la empresa ha efectuado unos pocos vuelos chárter trasladando principalmente personal de empresas mineras.
No cabe duda de que, ante un eventual cierre de operaciones, los mismos gremios que hoy defenestran la presencia de Flybondi, serán los mismo que histéricamente se pronuncien en favor de los trabajadores de la empresa contra la que atentaron, provocado su final. Algo que ya se ha visto en las aventuras de Avianca, y LATAM en el país. Y, llegado el caso, será tan tarde como en las veces anteriores.
-Inicio del vuelo del 07Sep2020- |