El interior del aparato puede ser visitado, al tiempo que se ha destinado en su interior una sala para fumadores. Desde diversos sectores del local se puede apreciar la vieja aeronave.
Runway 34 posee diversos salones para la realización de eventos especiales, como una generosa terraza en la cual también se puede compartir una mesa gozando del ambiente aeronáutico circundante. Allí mismo se halla un Dassault Mirage III-S de la Fuerza Aérea Suiza montado sobre un pedesatal.
Otra de las atracciones lo constituyen los simuladores de vuelo, que brindan la posibilidad de efectuar un aterrizaje en Hong Kong tripulando nada menos que un Boeing 777; recorrer con un Bell Jet Ranger la zona del glaciar Aletsch; revivir el glamour de un Lockheed Super Constelation; tripular un clásico Beechcraft Super King Air o bien volar en formación con un Pilatus PC-7 de la famosa escuadrilla de la Fuerza Aérea Suiza. En síntesis no se trata de una mera ambientación, sino de un idea dedicada al paladar de todo aquel que disfrute del mundo aeronáutico.
Detalle de las aeronaves
Detalle de las aeronaves
* cn. 7343408 Ilyushin Il-14T - (1957) 21 Военно-воздушные силы СССР 1957 - Desactivado Sep91; 01146 Rossiya es 1992 - Almacenado en Zhukovski desde 1996-2001; rr. EX-1146K en Abr2005 para ser remitido a Suiza. Preservado con su antigua identidad: "01146".
* cn. 17-26-111/1004 Dassault Mirage IIIS J-2314 Swiss Air Force. (Anteriormente esta aeronave habría estado preservada en Ginebra).
Luego de una larga jornada, Hernán Cimato, porteño que reside en Zurich y a quien debo toda la logística para mis vuelos en JU52 y dirigible, me preguntó si quería comer o tomar algo. -"Perdió otra vez…"-. Le comenté que quería visitar el restaurante Runway 34, que está situado en el predio de aeropuerto, aprovechando que nos quedaba “de paso”, porque veníamos de Friedrischshafen y el aeródromo está antes de entrar a Zurich. Lo que significó la “cuarta” estación aeronáutica del día para Hernán; sobredosis de aviación para alguien cuyo interés por lo que vuela es el del común de los mortales… La atención en el lugar es excelente y no tuvieron inconvenientes a que pudiese filmar y fotografiar el lugar. Algunas de las mesas poseen asientos de aeronaves de pasajeros y los platos suelen llegar a las mesas en los clásicos trolley de abordo.
Al ingresar se entrega un Boarding Pass con una clave a la cual se le cargan los consumos (Extraviarlo genera un serio problema cuesta 100 Francos Suizos, algo así como 100 dólares). Aprovechando los casi 30 grados del verano europeo, nos acomodamos en el exterior, donde se encuentra el bar “Red Baron”, instalado en un viejo camión a la sombra de un Mirage III montado en un pedestal. Lugar esplendido para compartir unas cervezas bien heladas.
Luego iniciamos nuestro periplo registral (fotografía y vídeo); logrando acceder a la academia de vuelo simulado, que tienen en la parte posterior, donde “se me caía la baba” por volar un rato el Constellation. La larga jornada aeronáutica a la que había sometido a Hernán, a quien esperaba su esposa, y los 140 “Georgies” que costaba la hora, frustraron mi propósito. En todo el establecimiento se respira aviación, si bien no es barato, la calidad es excelente y, por el precio de un par de cervezas, conocimos el lugar, al tiempo que disfrutamos de la vista de las pistas del aeropuerto de Zurich.
Ricardo Ohoka (H)