En la tarde del 05Ago49, la ciudad ecuatoriana de Ambato fue sacudida por un fuerte sismo de 6.8 grados en la Escala de Richter, con epicentro en la localidad de Pelileo. La magnitud del sismo pronto expuso su cara más dolorosa. La ciudad y sus alrededores quedaron reducidos a escombros. El terremoto además destrozó cincuenta poblaciones de la denominada provincia de Tungurahua, seis mil almas sucumbieron y fueron cuantiosas perdidas materiales.
La Fuerza Aérea Ecuatoriana se movilizó rápidamente, estableciendo un puente aéreo entre Ambato y Quito, y entre Ambato y Guayaquil. Sus aviones llevaban medicinas, alimentos y vituallas para los damnificados. Las Bases Aéreas de Quito y Guayaquil no tardaron en convertirse en bodegas para distribuir la ayuda que llegaba del exterior. En medio de tanta tragedia un el Bristol 170 HC-SBU perteneciente a la empresa petrolera Shell se estrelló el 06Ago49, sobre las nieves del volcán Tungurahua, en momentos que volaba con destino a Ambato. Sus 35 ocupantes perecieron. -ver Los Bristol de la Shell-.
El día 08Ago se establece que la República Argentina enviaría mediante la acción de la Fundación "María Eva Duarte de Perón" la ayuda sanitaria necesaria para Ecuador, y que esta sería enviada por vía aérea. Ese mismo día el embajador ecuatoriano en Buenos Aires Alberto Puig Arocemena se entrevistó con Evita.
La ayuda comenzaba a llegar Ecuador de todas partes. El día 9 tres aviones militares Douglas C-47 de Estados Unidos arribaron con ayuda directamente desde la base Howard ubicada en Panamá. En sus bodegas transportaron seis toneladas de ayuda. Colombia y México, no tardaron en sumarse a la cruzada vía aérea. A la calamidad sísmica se sumaron las intensas lluvias que anegaron los terrenos y aislaron aun más las zonas del desastre.
El día 10Ago49 a las 6.32 horas partió desde Morón el primer avión argentino. La máquina pertenecía a la empresa Flota Aérea Mercante Argentina -FAMA-, siendo especialmente contratada por la Fundación Eva Perón. En su interior llevaba víveres, vestimentas, y elementos sanitarios de primera necesidad. El destino del primer vuelo era Guayaquil. Este aparato estaba a cargo de quien fuera el primer comandante contratado por la empresa: Andrés Pedraza. Posteriormente, durante los gobiernos de Pedro Aramburu, Arturo Frondizi y José María Guido se desempeñaría como Piloto Presidencial. El copiloto de ese vuelo fue Juan Carrasco. La tripulación se completaba con cuatro personas más. La máquina realizó escalas en Santiago de Chile y Lima donde se pernoctó. El arribo a Guayaquil se programó para el día siguiente a las 15.30 horas.
Como parte del programa de ayudas, dispuesto por el Decreto emanado del Poder Ejecutivo argentino Nº 18.928, la Fuerza Aérea Argentina dispuso la participación de tres Douglas C-54: T-42; T-43 y T-45, afectados a tal tarea desde el 09Ago. En su ruta a Ecuador realizaron escalas en Mendoza, Antofagasta, Lima y Guayaquil. En total transportaron 15 toneladas de ayuda, 7 médicos y varias enfermeras. El día 13 se reportó la llegada de la asistencia argentina de 10 toneladas de suministros. El mismo día el gobierno ecuatoriano solicitó a su par argentino la posibilidad de utilizar los aviones dentro del territorio ecuatoriano con el fin de repotenciar el puente aéreo establecido entre Guayaquil y Quito. Aeronaves militares de países sudamericanos y una aeronave DC-3 de Panagra destacada en la zona también se avocaron a la tarea citada. Un periódico de la época detallaba en su titular "Cada diez minutos sale un avión de Quito a la región asolada por el terremoto". En algunas zonas los miembros del servicio de salvamento debieron saltar en paracaídas debido la precariedad de los terrenos.
Hasta el día 08Ago habían arribado al territorio ecuatoriano 8 aviones de los Estados Unidos. El Mando Norteamericano del Caribe, despachó el 11Ago 20 aeronaves que posteriormente a una escala en Howard, Panamá volarían directamente a Ecuador. Para el día 12Ago la prensa contaba 17 aviones sudamericanos que habían llevado ayuda hasta Ecuador. Este número pronto se vería incrementado.
El día 15Ago arribó a Quito un bimotor venezolano, piloteado por el teniente Martín Parada, el mismo que en fecha posterior -01Ene58- secuestrara el DC-4 presidencial venezolano en medio de un alzamiento militar. En la oportunidad de su arribo al Ecuador transportó una tonelada de medicina, plasma y elementos de primera necesidad. Ese mismo día la embajada venezolana anunciaba la partida desde el puerto de La Guaira del transporte "Capana" con ayuda adicional, y elementos difíciles de suministrar por vía aérea.
El día 16Ago la solidaridad uruguaya se hizo presente con dos aviones. Con antelación el presidente de uruguayo, Sr. Luis Batlle Berres, por medio del Profesor Bado organizó una misión sanitaria para asistir a la nación ecuatoriana. Dicha misión estaba constituida por: José Luis Bado, jefe de la misión; los doctores Hebert Cagnoli, traumatólogo; Jorge García Novales, traumatólogo; José Luis Roglia, cirujano; Walter Suiffet, cirujano; Leo Mabilde, becario brasileño; Jorge Sotelo, becario peruano. Además del Técnico ortopedista Valentín Zucchi, la señora Marta Bado, instrumentista quirúrgica y el señor García Larriera, enfermero.
Para el traslado se contó con dos aviones de la Fuerza Aérea Uruguaya, uno para la carga y otro para los pasajeros. Las aeronaves fueron: G3-507 Douglas C-47A cn. 13823/25268 y G3-508 Douglas C-47A cn. 13744. El Mayor Gualberto Etcheverry era el piloto de uno de los aviones. Entre los elementos transportados se llevó un equipo quirúrgico traumatológico completo, un aparato de rayos X, vendas de yeso, campos y gasas estériles. La delegación uruguaya había partido de Carrasco el 10Ago en horas del mediodía. La noche del 10Ago debieron pernoctar en Mendoza en virtud de las condiciones meteorológicas poco favorables que presentaba la cordillera. En la mañana del 11Ago partieron para Quito con escala en Antofagasta. Una vez en Quito se dispuso que el grupo uruguayo trabajara en el Hospital Espejo de aquella ciudad.
El día 17Ago arribó a Quito una misión de médicos chilenos. El día 03Sep49 La Fuerza Aérea Argentina despachó rumbo a Ecuador los aviones T-42 y T-46.
Los despachos de otros vuelos se pierden en el anonimato de una ardua tarea de asistencia que pareció no tener descanso. En total silencio los grupos de asistencia solidaria se fueron replegando desde Ecuador.
El trágico regreso
El Douglas C-54 LV-ABI -cn. 7445- había partido tras una cálida despedida en Quito a las 11.15 horas del día 26Sep. En su interior viajaban 20 pasajeros y cinco tripulantes. Su llegada a Morón estaba programada paras las 17.00 horas, donde era aguardado por una numerosa comitiva, entre quienes se encontraba Evita. Vale mencionar que estas cruzadas de ayuda humanitaria, eran ampliamente aprovechadas por el régimen peronista, en su afán de desprestigiar la política exterior de los Estados Unidos, y de cuanto país latinoamericano enrolado en el círculo intimo de las naciones afines a las políticas norteamericanas.
Caía la la tarde del 27Sep49, cuando en la comisaría próxima a la estación ferroviaria de Castilla -provincia de Buenos Aires-, se realizó el aviso que un avión de pasajeros se había accidentado. Algunas versiones indican que cerca de las 18.30 una aeronave volando a baja altura había sido reportada en la zona.
Efectivamente a 30 cuadras de la estación Castilla perteneciente al Ferrocarril San Martín la máquina de FAMA se había precipitado. Aparentemente y de acuerdo a las primeras versiones la tripulación habría intentado realizar una aterrizaje en inmediaciones de la estación citada, sobre un campo propiedad del señor Juan Bonett. Testigos de los últimos instantes del vuelo de la nave distinguieron una línea de humo que seguía el derrotero de la nave.
Si bien el comandante del avión era Carlos María Regunaga, momentos antes del accidente, el aparato había quedado a cargo del piloto Norberto Fernández y el copiloto Juan Gregorio Torrealday. El comandante Regunaga se encontraba en la sección posterior del fuselaje. En la crónica de la época relataba en primera persona "El avión volaba a 1500 metros de altura. Siendo las 18.45 horas, a la altura de Castilla, con condiciones atmosféricas excelentes, restaban sólo 20 minutos para arribar al aeropuerto de Morón. Yo me encontraba en la sección posterior del aparato. Al regresar a la cabina se desata una fuga de oxigeno. De inmediato se dio la orden de no fumar y ajustarse los cinturones. Sobre uno de los ceniceros emergía humo y pronto se produjeron chispas. Le ordené al radiotelegrafista González que me acercará un matafuegos. Pero fue inútil, sobre el hueco del cenicero ya había llamas. La cabina fue tomada por el fuego. Abrí la puerta de la cabina y solicité calma al pasaje de inmediato ordené el aterrizaje...". El piloto Fernández Lorenzo le manifestó a Regúnaga. “Trate de controlar al pasaje, que voy a intentar un aterrizaje de emergencia”.
La situación de pánico gano el interior al llenarse de humo. La Camarera Esther Dates Calvo en un intento de abrir una de las escotillas cayó al vacío, al igual que los señores Carlos Monza -agregado gremial en la embajada en Quito- y Federico Rosa. En medio de la angustia, la asfixia y desesperación Regunaga movilizó al pasaje hacia la parte posterior del avión, parándose a costado de la puerta trasera a fin de abrirla al momento de tomar contacto con el terreno. Dada la situación, se necesitaba realizar una rápida evacuación, por el temor a que estallaran los tanques de combustible.
El avión perdió altura vertiginosamente, no obstante el piloto logró posarse sobre el terreno con el tren de aterrizaje retraído. En su arrojado intento de detener al avión en menor tiempo y distancia, la nave embistió un alambrado y algunas vacas, dando un giro de 180°. Pronto el fuselaje quedó envuelta en fuego. Los ocupantes, a pesar de los golpes, lograron salvar la vida. Las llamas llegaron hasta los tanques de combustible sobre las alas, haciéndolas estallar. En la cabina habían quedado Norberto Fernández Lorenzo y Juan Gregorio Torrealday. Lugareños testigos del hecho corrieron a fin de asistir a los ocupantes del accidente. En primer termino los heridos fueron trasladados al hospital Tomas Keating, pero aquellos que no revestían gravedad abordaron el tren El Cuyano hasta la estación Retiro. Hoy en día en el el Aeroparque Jorge Newbery existe un monumento que recuerda las víctimas de este accidente. Al tiempo que en el mismo lugar de la tragedia se erigió oportunamente un monumento que mantiene viva la entrega de quienes plegaron sus alas en el marco de una acción solidaria.
Recientemente se conoció que en inmediaciones de Castilla se preserva la puerta de ingreso de la aeronave accidentada dentro de un predio privado. Bueno sería, que el Museo Aeronáutico pueda hacerse de ese material, a fin de que pueda morar en un local más afín a la historia de lo que representa, y de concluir de manera simbólica, aquel vuelo que tenía como destino Morón.
Notas y agradecimientos: Carlos Boisen - Mauricio Debenedetti - Luis Milton Ibarra Philemon - Diario La Prensa. Julio Salvo; Wilman Fuentes - Historia y Medicina - Rev Med Urug 2008 24: 140-145 Misiones sanitarias uruguayas en los terremotos de San Juan, Ambato y Managua. Dres. Julio C. Priario, Verónica Nieto.