En estos días, en que tanto se habla del pontificado a cargo de un sudamericano, vale recordar que si bien los viajes papales se han hecho comunes con Juan Pablo II, en 1968, Pablo VI se le adelantó -aunque tímidamente- realizando una travesía a Colombia en oportunidad de celebrarse el 39° Congreso Eucarístico Internacional.
En la mañana 22Ago68 el Papa Pablo VI partió desde el aeropuerto de Roma -Fiumicino-. Antes de abordar le esperaban diversas autoridades del Vaticano, además de civiles y militares. Entre quienes se destacaba, el embajador de Colombia ante el Gobierno Italiano, Dr. Juan Lozano y Lozano, y el Dr. Alberto Navas de Brigard. La compañía Avianca puso a disposición un Boeing 707-359B para efectuar el recorrido de ida y vuelta entre Roma y Bogotá. Al mismo tiempo se seleccionó tripulación ampliamente experimentada, encabezada por Capitán Enrique Fajardo. A bordo acompañaron a Pablo VI dirigentes de Avianca, el entre quienes se destacaba el Doctor Juan Pablo Ortega, presidente de la compañía, quien le obsequió al pontífice una típica ruana colombiana. Por su parte el séquito del Papa estaba conformado por Monseñor Pasquale Macchi, secretario personal de SS.; el decano del sacro Colegio, cardenal Eugenio Tisserant; el cardenal Antonio Samoré, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina; el sustituto de la Secretaría de Estado, Monseñor Giovanni Battista Benelli; Monseñor Agostino Casaroli, y el entonces encargado de la sección española de la Secretaría de Estado, Eduardo Martínez Somalo. Completaba el pasaje un numeroso grupo de periodistas.
La máquina despegó a las 5:35 horas el aparato despegó y tras doce horas de vuelo sin escalas la aeronave avión entró en cielos colombianos en ruta hacia el aeropuerto El Dorado, siendo escoltados por una escuadrilla de aviones a reacción de la Fuerza Aérea Colombiana.
Cuando el aparato se divisó sobre la capital se hicieron sonar las campanas de las iglesias y las sirenas de las fábricas, poniendo una nota de júbilo en el ambiente. El avión sobrevoló el aeropuerto, posándose en la pista a las 10:17 horas. Mientras efectuaba el rodaje a plataforma se oían las salvas de los cañones. Vale aclarar que no se trató de un hecho común, por tal motivo la concurrencia de publico fue verdaderamente multitudinaria. Crónicas narran que en el aeropuerto se congregaron unas 40.000 personas. Cuando el Papa descendió de la escalera besó suelo colombiano despertándose un entusiasmo general. A lo largo de los once kilómetros entre la estación aérea y la ciudad se calculaba medio millón de asistentes. Dentro de su actividad protocolar fue recibido por el Presidente de Colombia, Carlos Lleras Restrepo.
El Papa Pablo VI, vivió tres jornadas en Bogotá, en las cuales hubo eventos donde se calculó la asistencia de más de 700.000 personas. El hecho fue tan importante que el estado colombiano comunicó que para esos días habían ingresado a Colombia más de 50.000 extranjeros. El 24Ago68, a las 18:56 Pablo VI partió de regreso hacia Roma con escala técnica en las islas Bermudas, poniendo fin a un hecho sin precedentes para la época.
En 1986 Juan Pablo II visitaría Colombia, pero eso ya es parte de otra historia. Como todo hecho histórico, el viaje de 1968 fue abordado por la filatelia, que a través de sus piezas suelen entregar certezas del pasado, al menos en cuestiones de fechas. El arribo a Roma se produjo al día siguiente a las 15.01 hora local.
Con la emoción de lo vivido, en algún momento, directivos de la empresa manifestaron que evaluaban la posibilidad de cambiarle el nombre a la aeronave de "Sucre" por "Papa Paulo VI", sin embargo, esta situación nunca se produjo. El Boeing 707, prosiguió sus días con la compañía colombiana, lució los nuevos colores, siendo desprogramado en 1991. El aparato fue remitido a Miami, donde tiempo después fue desmantelado durante Jun93.
Detalle de la aeronave: