El avión Guaraní F-31 fue trasladado al Museo Nacional de Aeronáutica. El día 07Ene2007, la nave que durante cuatro décadas cumplió servicio en la II Brigada Aérea de Paraná inició su último vuelo hacia el museo sito en Morón. La II Brigada Aérea de Paraná despedió el domingo 05Ene2007 los últimos aviones FMA IA-50 Guaraní II en servicio, y se ordenó el traslado de una de estas unidades al Museo Aeronáutico de Morón. Ese día, se realizó una ceremonia a las 9.30 horas.
El Comodoro Mario Aubone, Jefe del Grupo Aéreo II, expresó sobre el avión "le dio grandes satisfacciones a la Fuerza Aérea ya que operó durante más de cuatro décadas y brindó servicio a las distintas gobernaciones". Asimismo, expresó: "... nos causa un sentimiento muy profundo a todos aquellos pilotos que lo volamos" y señaló que ya se había designado a la tripulación encargada de realizar el último vuelo de la nave. Por otra parte, contó que el Guaraní surgió ante la necesidad de contar con un avión de gran velocidad, adaptable a múltiples propósitos, lo que hizo que la Fábrica militar de aviones desarrollara un nuevo producto a partir del IAe 35- Huanquero. El primer prototipo del G-II voló por primera vez el día 23Abr63, desde las instalaciones de la Fábrica militar de aviones. Siendo presentado a las autoridades nacionales el 11Dic63, con la matrícula LV-X27.
Detalle de la aeronave
* cn. 06 FMA IA-50 Guaraní II (1967) - F-31 Fuerza Aérea Argentina
Ago67, modificado a la versión IA-50B Nov95, desactivado el 08Ene2007, siendo remitido al Museo Nacional de Aeronáutica, Morón, para ser preservado. -ver El interior de un Guaraní-.
Oportunamente desde Comisión de Defensa Nacional en la Cámara de Diputados de la nación, se estableció el día 12Abr2007 un proyecto de declaración, bajo expediente 1467-D-2007. En cuyo sumario se estableció: Expresar beneplacito por los 40 años de servicios cumplidos por la aeronave "IA50 G II" de diseño y fabricación nacional en la dotación de la Fuerza Aérea Argentina.
La Cámara de Diputados de la Nación declara: Su beneplácito por los 40 años de servicio de la Aeronave IA-50 G II, de diseño y fabricación nacionales, en la dotación de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) y que recientemente fuera radiada de servicio en función de su desprogramación el pasado 07Ene2007, al tiempo que felicita a Pilotos y Mecánicos de aquella fuerza por tantas décadas de operación segura y eficiente de este bimotor argentino, uno de los productos más famosos y duraderos de la Dirección Nacional de Fabricaciones e Investigaciones Aeronáuticas (DINFIA) con sede en la Provincia de Córdoba.
FUNDAMENTOS: Señor presidente: El pasado 07Ene2007 un Guaraní IA-50 GII sobrevoló, por última vez, las instalaciones de la II Brigada Aérea para dirigirse a su última morada, el Museo Nacional de Aeronáutica sito en la localidad de Morón, en la Provincia de Buenos Aires. Durante 40 años, el Guaraní ha sido una aeronave que ha marcado un hito en la historia aeronáutica argentina, máxime si de considera que fue el primer avión construido en Latinoamérica en cruzar el Atlántico con destino al viejo continente.
El Guaraní fue concebido en la década de 1960 como un aparato ejecutivo bimotor, dado el vacío que existía - por aquél entonces - en esta franja de productos. Frente a este hecho del mercado, la entonces Dirección Nacional de Fabricaciones e Investigaciones Aeronáuticas (DINFIA) solicitó al Cap. Ingeniero Héctor E. Ruiz que estudiara la posibilidad de cambiar la planta de poder de los míticos IAe-35 Huanquero (dotados de motores radiales argentinos IA-19 "El Indio") por el Turbohélice Turbomeca Bastan III, a los efectos de adaptar aquél diseño (construido en maderas nacionales) a los nuevos tiempos en la motorización y fabricación de aeronaves. De esta forma nacía el primer turbohélice fabricado en Latinoamérica, bautizado Guaraní I, con claras reminiscencias de su inspirador, tal como la doble deriva de su timón de Cola.
El Guaraní I no pasó de la etapa experimental, pero sirvió para el diseño de lo que luego sería el definitivo Guaraní II. Entre sus mejoras, éste exhibía un moderno conjunto de cola monoderiva, un parabrisas frontal rediseñado y un fuselaje apto para alojar 12 pasajeros y un toilette. Los trabajos concluyeron en 1963 y la nueva aeronave fue presentada ante el Presidente Arturo H. Illia el 11 de diciembre de aquél año en el Aeroparque Metropolitano. La industria argentina había logrado un turbohélice de porte mediano y económico, versátil, sencillo de operar, robusto y con una importante flexibilidad operativa.
Tras los exitosos primeros pasos, la DINFIA recibió el encargo de 20 ejemplares, previo a volar con el flamante Guaraní a Francia para certificar el aparato según normas internacionales en resistencia estructural y prueba de vibraciones en vuelo. En aquél viaje, el aparato fue exhibido con gran éxito en el Salón Internacional de la Aeronáutica y del Espacio, en el aeródromo parisino de Le Bourget, donde obtuvo la segunda mención especial. En lo que constituyó un verdadero orgullo para la industria aeronáutica nacional, el Guaraní obtuvo las certificaciones internacionales en cuya búsqueda había partido, regresando a Córdoba tras recorrer un total de 25.000 Km.
Fueron construidos 34 aeronaves de este tipo, utilizándoselas en la FAA, la Policía Federal, las Líneas Aéreas de Entre Ríos y en las Direcciones Provinciales de Aeronáutica de Córdoba y Salta. Lamentablemente, la aparición de aeronaves comerciales presurizadas (y con ello, de la mayor disponibilidad de techo de servicio y economía operativa) sellaron la suerte comercial de este aparato, cuyo fuselaje de estructura cuadrada no permitía la implementación de aquellos sistemas: desde el fondo de su historia, el viejo Huanquero le solicitaba su tributo al Guaraní.
El Guaraní brindó servicios para su principal usuario, la FAA, a lo largo y ancho del país, aunque la mayoría de la dotación (unos 16 aparatos) estuvo destinada durante cuarenta años en la II Brigada Aérea situada en la Ciudad de Paraná. Fue allí donde se recibió, el 24Ago67, el primero de estos turbohélices argentinos, el G-II F-31, y fue esa misma pista, aquellas instalaciones, las que les tocó decir adiós - paradójicamente - a aquél primer avión, que fue el último en permanecer operativo hasta su postrer viaje al Museo de Morón.
El Guaraní forma parte de una historia de gloria en el diseño y fabricación de aeronaves argentinas, y también en sus doctrinas de mantenimiento y servicio operativo. Durante sus 40 años, demostró ser un gran avión, que llevó el prestigio de la industria nacional inclusive al viejo mundo. Hace pocos meses atrás, su célula recién desprogramada descansa merecidamente al lado del Pulqui II, el Huanquero, el DL 22 y de tantas otras aeronaves que supo alumbrar el impulso del país en los albores del primer peronismo a través de la Fábrica Militar de Aviones en la Ciudad de Córdoba. Finalmente, deseamos testimoniar nuestro agradecimiento a la publicación especializada Aeroespacio, de la que nos hemos valido para la confección del presente Proyecto de Declaración. Por los argumentos expuestos es que solicito de mis pares me acompañen en la aprobación del presente.