A través de un amigo nos conocimos en el Ferroclub de Remedios de Escalada. Tan simpático, como gruñón, noble como pocos y siempre frontal. El hombre de mil anécdotas, era un apasionado por los fierros: ya sea que vuelen, naveguen, tengan ruedas o anden sobre rieles. Hoy simplemente se fue Alejandro, el fanático del Boeing 727 y amigo fiel de cuanto pichicho que se le cruzaba.
Un día de agosto de 2012, ofrecieron la posibilidad de recuperar una puerta de un Douglas DC-4 de FAMA que se había estrellado en Castilla. "¡Qué esperamos, vamos!" Esa fue la consigna. "¿Cómo lo traemos?" - "Aunque sea lo atamos con alambre, pero no podemos perder esa pieza para el museo... Es de 1949: ¿Te das cuenta?" Y allí fuimos. Siempre voy a recordar ese día, que fue una jornada muy especial de nuestra amistad.
Adiós comandante. Gracias por todo amigo!