Si hay un monumento sinónimo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es el obelisco. El cual fue erigido en 1936 en oportunidad del cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza. El longilíneo monolito de 67 metros, emplazado en la intersección de las avenidas Corrientes y 9 de Julio, es una creación del arquitecto Alberto Prebisch, y la construcción estuvo a cargo del consorcio alemán GEOPÉ-Siemens Bauunion-Grün & Bilfinger. A lo largo de casi nueve décadas fue mudo testigo de gran parte de la historia moderna. Lo cierto es que el obelisco fue víctima de profanaciones dignas del mal gusto. A saber, en 1975 se colocó un anillo giratorio en el cuarto inferior de su altura, con las inscripciones -
El silencio es salud- y -
Mantenga limpia Buenos Aires-. Afortunadamente se apiadaron del pobre objeto y los retiraron. Pero previamente. en Dic73 se lo había decorado a modo de árbol de Navidad con estrella y todo, la cual fue colocada merced a la utilización de un helicóptero de la Fuerza Aérea Argentina. El poder ejecutivo con Juan Domingo Perón y su esposa a la cabeza realizaron un acto político, que contó con un desfile de una troupe artística, todo organizado por el entones responsable del Ministerio de Bienestar Social, un tal José López Rega.
