El accidente del avión “de los caballos” y su misteriosa carga
por Carlos y Jorge O. Campana especial para Los Andes
Casi han pasado 45 años desde que un avión de la aerolínea Transamerican se estrellara en el cerro de “El Sosneado” al sur de nuestra provincia.
La partida desde Ezeiza
En la mañana del martes 17May60, desde el aeropuerto de Ezeiza en la provincia de Buenos Aires, cinco pasajeros más cuatro tripulantes de la empresa Transamerican se prepararon para viajar a ciudad de Panamá por el Pacífico, previa escala en Chile. La nave, un avión carguero Curtiss C-46 , matrícula LV-GGJ se encontraba en la pista. Algunos auxiliares introdujeron en la bodega del avión varios maletines de cuero, después cargaron 7 caballos de carrera. Los equinos que respondían al nombre de K Kobe, Barone te, Finísimo, Marrasque, Pirapó, Limera y Malgastar estaban ubicados en la parte posterior del avión. Adelante, en el compartimiento de pasajeros, se sentaron Sergio Etcheverry, Carlos Luján, Pedro Puccineri, Omar Silva y Raúl Díaz. Los tripulantes se introdujeron en la cabina de vuelo. El piloto Pedro Lafuente y su copiloto Fermín Gómez, comenzaron con el procedimiento previo al despegue. Detrás de ellos, Oscar Carballo desempeñaba la función de navegante. También, integraba la tripulación, un mecánico de abordo llamado Domingo Vacarell.Eran las 11 de la mañana, cuando los motores del Curtiss se pusieron en marcha. El comandante de la nave apuró el vuelo, que llevaba demorado una hora. Desde la torre de control de Ezeiza se dio la orden de partir. El C-46 carreteó por la pista principal y despegó ascendiendo paulatinamente hasta llegar a unos 3.000 metros de altura.En su recorrido el avión surcó los cielos de la localidad de Junín y luego atravesó gran parte de la Pampa argentina en dirección hacia el Oeste.Eran las 14.00 horas cuando el piloto se comunicó radiofónicamente con la base de San Luis. Allí le informaron sobre las condiciones meteorológicas en esa zona. Media hora después, estableció contacto con la torre de San Rafael, e informó que por razones de atraso, no podría aterrizar en aquel lugar y que trataría de cruzar la cordillera de los Andes a la altura del paso del Yeso a las 15.30 horas. Esa fue su última comunicación.Luego la nave comenzó a ser sacudida por una fuerte turbulencia que le impidió subir. Entonces el avión descendió rápidamente, el piloto intentó acelerar los motores para tomar altura. Un minuto después el avión chocó contra un cerro.Se inició la búsquedaLa torre de San Rafael fue la última en escuchar por radio el vuelo de Transamerican. Luego de unas horas y preocupados por la ausencia de mensajes, San Rafael alertó a las unidades de rescate. Aviones de la IV Brigada Aérea y de la aviación civil rastrearon una extensa zona desde el Cristo Redentor hasta la región cordillerana de Neuquén sin encontrar ningún rastro. La búsqueda por tierra y por aire continuó hasta fines de mayo con la esperanza de encontrar los restos de el aeroplano.
Un insólito hallazgo
Después de que las últimas partidas de rescate agotaron las posibilidades de hallar el C-46, se dio por suspendida la búsqueda disolviéndose así
la esperanza de encontrar la máquina o algún sobreviviente.En julio de 1961, llegó a las autoridades, que un puestero llamado Eduardo Gutiérrez había encontrado los restos del avión. Inmediatamente el puestero fue trasladado a San Rafael, al interrogarlo. Comentó que el día del accidente, avistó un avión que se desplazaba a muy baja altura en dirección al Volcán Overo. El 25Jun60, mientras buscaba unos animales por el cerro “El Sosneado”, localizó los restos del avión desaparecido. Este puestero halló una rueda y más arriba, el cadáver intacto de un hombre que estaba descalzo. Después de trepar el cerro ubicó el fuselaje y en sus inmediaciones encontró dos cuerpos más. Al caminar unos 200 metros, halló uno de los motores del avión totalmente destruido.
La primera expedición
Un año y medio después de la desaparición del avión C-46, precisamente el día lunes 21Nov61, partió hacia El Sosneado una comisión de rescate al mando del jefe del Escuadrón de Gendarmería Nacional, comandante principal Pedro A. Fernández. Integraban la patrulla 24 gendarmes, 7 policías provinciales y 3 peritos de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación.Al amanecer los integrantes marcharon hacia el cerro “El Sosneado”. En las proximidades del arroyo Malo, tuvieron el primer inconveniente. La mula que transportaba el equipo de radio sufrió un accidente destruyéndose el mismo por lo que la comisión quedó incomunicada.Al otro día la expedición cobró nuevos bríos y partió guiados por el puestero Eduardo Gutiérrez. Los efectivos tuvieron que abandonar las cabalgaduras y entraron por un terreno abrupto y de muy difícil ascenso, por detrás del cerro. Luego de unos rodeos, pocos llegaron hasta el lugar en donde cayó la máquina, pero fue imposible rescatar los restos de las víctimas debido a que parte del aparato estaba cubierto de nieve. En los alrededores encontraron algunas partes del Curtiss C-46. Los investigadores aeronáuticos tomaron algunas piezas para poder deducir cómo había sido el accidente. El jefe de la expedición decidió regresar debido al intenso viento y frío que impedía quedarse por más tiempo.
La recuperación de los restos
A fines de Mar62 partió otra expedición de unos 30 hombres que incluían efectivos de Gendarmería, Policía de Mendoza y miembros de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación. Estos marcharon desde el puesto “El Sosneado”, con datos más concretos de la ubicación del avión accidentado. La misión tuvo por objetivo principal recuperar los cadáveres, algunas pertenencias y estudiar las causas del
siniestro. Tras una penosa marcha llegaron a una altura de 4.500 m en donde encontraron algunos pedazos del ala, maderas y una rueda del avión. En un radio de 3 kilómetros se hallaron parte del fuselaje y los cuerpos mutilados de pasajeros, tripulantes y de los infortunados equinos. Un reloj pulsera, documentos, pasaportes, una agenda, un anillo y un maletín que contenía planos. La cabina se encontraba totalmente destruida como el panel de instrumento. Con penosa labor, los rescatistas recogieron los cadáveres y los trasladaron en mulas hacia el puesto de “El Sosneado”. Allí lo esperaban otros efectivos que acomodaron los restos en los 9 féretros para trasladarlos hacia Buenos Aires. Se determinó que la causa del accidente fue una gran turbulencia que arrastró el avión hacia el cerro.
El botín del Curtiss
Lo sorprendente fue que el avión llevaba una cantidad aproximada de 500.000 dólares, joyas y monedas de oro en varias valijas. La valiosa carga nunca estuvo registrada por la aduana. Tal vez, ésta fue llevada de contrabando. Pasó más de una década, cuando una persona, denunció a la policía, que cinco puesteros fueron los que se robaron el dinero del avión. Las sospechas policiales quedaron confirmadas cuando descubrieron que uno de los implicados había empapelado una de las paredes de su casa con billetes estadounidenses. Además, se comprobó que estos individuos habían progresado económicamente en muy poco tiempo comprando autos nuevos, comercios y equipamiento para sus fincas. En octubre de 1972, la policía apresó a Julio Guzmán, Raúl Rivero Rojas (del puesto “El Sosneado”), Víctor Manuel Arteaga y Jaime Rojas; todos confesaron aquel robo. Tiempo después fueron culpables y encarcelados por haber sustraído el dinero y las joyas de aquel desastre aéreo.
Datos de la Aeronave:* cn. 22554 Curtiss C-46F-1-CU - 44-78731 US Army Air Force Ago45. N1803M alquilado a un usuario civil. Posteriormente a Aaxico. LV-PLS Nov58, rr LV-GGJ Transamerican Air Transport 22Ene59. Perdido en los Andes el 18May60.