23/09/2020

La sorpresa de Watson Island.


    Provengo de una generación donde el asombro, formaba parte de la infancia. Es más, solía quedarse un buen rato durante la adolescencia. De chico, durante mi primer viaje a Miami, todo resultaba me resultaba novedoso. Desde la televisión a color del hotel, hasta las máquinas expendedoras de absolutamente todo. Todo se manejaba con un "Quarter", (25 centavos). Obviamente el constante tráfico aéreo, ya de por sí constituyó un entretenimiento solamente mirando desde mi cuarto del hotel. Pero había espacio para la sorpresa.     Súbitamente expresé en voz alta el asombro casi infantil: "Un avión aterrizó en el agua". Para cuando lo terminé de decirlo, la aeronave había desaparecido por detrás de otro edificio.     Como a la mayor parte de los chicos de aquella época, el descrédito a que uno era sometido de algo incomprobable, era moneda corriente. Por ende no era negocio discutir. Se aceptaba el veredicto, más allá de la experiencia empírica que uno había vivenciado.
    Pero al segundo día, cuando salimos con el auto, (Chevy Nova Custom 4) un avión como el que había visto pasó sobre nuestro camino. Siguiendo su derrotero hacia la derecha, mis padres y yo fuimos testigos de cómo se posaba sobre el agua. Para ese momento no me interesaba tanto el crédito que no me ofrendaron el día anterior. No había lugar a la revancha, sino poder acercarme a verlo. Por suerte la curiosidad aeronáutica, era cosa heredada, por lo que no tuve que hacer absolutamente nada para que mi padre se desviase del destino programado y, así, perder un buen rato mirando el hidroavión. Resultó ser un Grumman Mallard de la recordada empresa Chalk´s International, que operaba desde su particular terminal en Watson Island.
    A decir verdad, no éramos los únicos observado el movimiento de estos particulares aviones. Pero llamó la atención cómo prontamente comenzamos a quedarnos solos. Bastó darnos vuelta y ver que un Dirigible se acercaba. Ahora la expresión de asombro la dio mi padre: "Un Zeppelin...". Hasta ese momento, él me había contado millones de veces que cuando era chico su padre lo llevó en andas a ver el paso del dirigible Graf Zeppelin, durante su visita a Buenos Aires en Jun34. Nunca supe si verdaderamente tenía memoria de lo que había visto, o de lo que pudo contarle mi abuelo. Lo cierto es que cada vez que lo evocaba se llenaba de emoción. Por lo que el encuentro con este Blimp, resultó algo muy especial.
    El dirigible tenía el nombre Mayflower, y registro N38A. Había entrado en funciones en Abr76, cuando reemplazó en Miami al N1A "Mayflower" a partir de la temporada de invierno boreal 1977/78. Resultó ser el último GZ-19 utilizado por Goodyear.  En su interior acomodaba 7 pasajeros, y era propulsado por dos motores CONT MOTOR GO-300 SERIES de 175 HP, que le permitían desarrollar una velocidad de 56 millas por hora. Ese mismo año durante una gira de verano por el norte de los Estados Unidos se accidentó. Al momento de ser reemplazado, se optó por el GZ-20 N3A "Mayflower", de mayores dimensiones. Por lo que las operaciones de los dirigibles de Goodyear debieron trasladarse temporalmente al aeropuerto de Opa-locka, y posteriormente a su actual base en Pompano Beach. El problema era que el GZ-20 no podía operar con seguridad desde Watson Island. Vale decir que mi encuentro fue doblemente fortuito. Habíamos ido por los aviones de Chalck, pero nos fuimos con yapa. Al regresar a la noche, al costado de la pileta del hotel me topé con una máquina expendedora de maquetas y autos en miniaturas. En mi bolsillo tenía un Quarter, pudiéndome hacer de un pequeño Blimp que aún conservo.



Detalle de la aeronave 
* cn. C.138 Goodyear Airship Blimp GZ-19A Abr76 - N38A Goodyear Tire & Rubber CO. Abr76, "Mayflower".

Otras de Dirigibles en Roll Out:
* Recuerdos de la visita del LZ-127. / * Un vuelo a la Nostalgia. * 80 aniversario de la visita del Graf Zeppelin.

Serie "En primera Persona":